Los insectos se reproducen con mucha facilidad. Puede ser de dos maneras, algunos son ovíparos, es decir, se reproducen por huevos. Otros son ovovivíparos, que suena casi igual, pero que es distinto: el huevo se queda dentro del cuerpo de la hembra hasta que el insecto se desarrolla por completo. El número de huevos que puede poner un insecto es variable. Una mosca común, por ejemplo, llega a poner hasta novecientos.
Lo más asombroso de los insectos es el proceso de cambios que experimentan en su crecimiento: la metamorfosis
Ésta puede tardar días, e inclusive años en algunas especies. En general se desarrolla así: del huevecillo (1) nace una larva (2) de gran apetito. Con el tiempo, la larva va cambiando sucesivamente de piel, hasta que comienza a segregar un hilito con el que se envuelve y se adhiere a las hojas formando su capullo (3). Por fin, el insecto sale de su "escondite" transformado en ninfa, generalmente con alas. Ya en la última fase de la metamorfosis, la ninfa se convierte en adulto (4) al tomar las características de su especie.
Hay tres tipos de metamorfosis, según los cambios que sufre un insecto: directa, gradual y completa:
En la directa la larva nacida del huevecillo es muy semejante a lo que será el insecto adulto. Lo único que cambia en su desarrollo es la piel. En el caso de la metamorfosis gradual el cambio más importante sobreviene después de pasar por el estado de ninfa; las libélulas, por ejemplo, cuando son ninfas todavía no tienen alas pues las adquieren en su estado adulto. Y la metamorfosis completa es aquélla por la cual el insecto cambia todos sus órganos y su aspecto, como ocurre con las mariposas y los escarabajos; así, de una insignificante larva que se pasea por una hojas, puede surgir una mariposa llena de colores. Publicado por JESUS CALDERA. C.I 17.912.376
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