 Un estudio realizado durante 14 años en Ecuador demuestra que en menos de una semana es posible investigar  el estado de contaminación de un río. Para ello es necesario estudiar a   los macroinvertebrados (moluscos,  crustáceos  y larvas de insectos) que viven en las aguas. El trabajo comienza con la observación de  los insectos  debajo de las piedras, en las plantas y en  los alrededores. Además, hay que  tomar una muestra de las aguas  para analizarlas   en el laboratorio.La diferencia de esta investigación  con las convencionales es que no requiere determinar si el río está contaminado o no.  Cuando  lo está,  los insectos propios de la zona  desaparecen.Los bichos que revelan  que el ecosistema del río está en buenas condiciones son: plecoptera, ephemeroptera y trichoptera.  Son ninfas y larvas de insectos que viven en el agua dulce y que son posibles de   observar a simple vista.El danés Dean Jacobsen, limnólogo,  quien  realiza estos estudios en el país,  señala que  la mayoría de estas  larvas   viven en el agua y luego   se transforman en insectos voladores, que habitan cerca  de los ríos. La  ausencia de estos macroinvertebrados   y  la presencia de larvas dípteneas (moscas), sanguijuelas y lombrices anuncian que la zona está contaminada.Jacobsen comenta  que uno de los ríos más contaminados del país es el Río Cachaco, en Salgolquí. “Sus aguas están muertas. La falta de insectos muestra que el río ha sido contaminado con aguas servidas, desechos orgánicos, tóxicos, plásticos, entre otros. Pero, afirma que todavía existen ríos puros, sobre todo en el Callejón Andino,  como el  Tambillo-Yaco. Cuando  estos están contaminados  tienen menos oxigenación, un factor que incide en la desaparición de algunas especies.  Por esta razón, Jacobsen realiza desde enero otro  estudio en los ríos glaciares del Antisana,  que podría complementar este. Según su teoría,  estos afluentes tienen menos oxigenación. Una  vez que finalice estos   estudios, este investigador  podría demostrar que los ríos, ubicados en  las  partes altas son más vulnerables a la contaminación, por lo que  necesitarían  una pronta atención.Hay diversos tipos de  impactos ambientales  que afectan  el ecosistema acuático de los ríos. Entre ellos, pueden estar los  impactos físicos indirectos de actividades humanas en las cuencas de los ríos, como las captaciones de agua para riego, agua potable o generación de energía eléctrica, deforestación o cultivos.  También inciden las canalizaciones   para aumentar la capacidad de drenaje de los ríos.  Las fuentes contaminantes son emisiones de aguas domésticas e industriales que con tienen materia orgánica, nutrientes y diferentes clases de sustancias tóxicas. Los sectores agrícolas, floricultor y ganadero también contribuyen con abonos  y pesticidas. Desde 1994, el Laboratorio Biológico de Agua Dulce de la Universidad de Copenhague en colaboración con la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica  estudian la ecología de los ríos del Ecuador.  Laura Arcos,   rectora de la Facultad de Ciencias Exactas de la PUCE dice que el biomonitoreo de las aguas  es crucial debido a que   son escasas los estudios   sobre este tema. Por el momento,  ninguna entidad  gubernamental   ha  aplicado  el sistema del biomonitoreo para  la descontaminación.
 Un estudio realizado durante 14 años en Ecuador demuestra que en menos de una semana es posible investigar  el estado de contaminación de un río. Para ello es necesario estudiar a   los macroinvertebrados (moluscos,  crustáceos  y larvas de insectos) que viven en las aguas. El trabajo comienza con la observación de  los insectos  debajo de las piedras, en las plantas y en  los alrededores. Además, hay que  tomar una muestra de las aguas  para analizarlas   en el laboratorio.La diferencia de esta investigación  con las convencionales es que no requiere determinar si el río está contaminado o no.  Cuando  lo está,  los insectos propios de la zona  desaparecen.Los bichos que revelan  que el ecosistema del río está en buenas condiciones son: plecoptera, ephemeroptera y trichoptera.  Son ninfas y larvas de insectos que viven en el agua dulce y que son posibles de   observar a simple vista.El danés Dean Jacobsen, limnólogo,  quien  realiza estos estudios en el país,  señala que  la mayoría de estas  larvas   viven en el agua y luego   se transforman en insectos voladores, que habitan cerca  de los ríos. La  ausencia de estos macroinvertebrados   y  la presencia de larvas dípteneas (moscas), sanguijuelas y lombrices anuncian que la zona está contaminada.Jacobsen comenta  que uno de los ríos más contaminados del país es el Río Cachaco, en Salgolquí. “Sus aguas están muertas. La falta de insectos muestra que el río ha sido contaminado con aguas servidas, desechos orgánicos, tóxicos, plásticos, entre otros. Pero, afirma que todavía existen ríos puros, sobre todo en el Callejón Andino,  como el  Tambillo-Yaco. Cuando  estos están contaminados  tienen menos oxigenación, un factor que incide en la desaparición de algunas especies.  Por esta razón, Jacobsen realiza desde enero otro  estudio en los ríos glaciares del Antisana,  que podría complementar este. Según su teoría,  estos afluentes tienen menos oxigenación. Una  vez que finalice estos   estudios, este investigador  podría demostrar que los ríos, ubicados en  las  partes altas son más vulnerables a la contaminación, por lo que  necesitarían  una pronta atención.Hay diversos tipos de  impactos ambientales  que afectan  el ecosistema acuático de los ríos. Entre ellos, pueden estar los  impactos físicos indirectos de actividades humanas en las cuencas de los ríos, como las captaciones de agua para riego, agua potable o generación de energía eléctrica, deforestación o cultivos.  También inciden las canalizaciones   para aumentar la capacidad de drenaje de los ríos.  Las fuentes contaminantes son emisiones de aguas domésticas e industriales que con tienen materia orgánica, nutrientes y diferentes clases de sustancias tóxicas. Los sectores agrícolas, floricultor y ganadero también contribuyen con abonos  y pesticidas. Desde 1994, el Laboratorio Biológico de Agua Dulce de la Universidad de Copenhague en colaboración con la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica  estudian la ecología de los ríos del Ecuador.  Laura Arcos,   rectora de la Facultad de Ciencias Exactas de la PUCE dice que el biomonitoreo de las aguas  es crucial debido a que   son escasas los estudios   sobre este tema. Por el momento,  ninguna entidad  gubernamental   ha  aplicado  el sistema del biomonitoreo para  la descontaminación.Auro Jesus Montes 17.522.553
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
